viernes, 24 de noviembre de 2023

Crónica del viaje a Belgrado (4ª parte)

El martes por la mañana el plan era cruzar el río. Así que desayunamos, como todos los días, y después de visitar una librería anticuaria que había junto al hotel, cruzamos a pie el puente de Branko para pasar a Novi Beograd.

Novi Beograd es una extensa parte de la ciudad que fue construida durante la época socialista. Se nota mucho en su arquitectura, típica socialista de grandes bloques residenciales, mientras que en el centro de la ciudad y aledaños los bloques son más pequeños y bajos; además, el urbanismo de Novi Beograd es con trazado en damero. Una vez allí pasamos por el Štark Arena, donde se celebró Eurovisión en 2008 (aunque por entonces se llamaba Beogradska Arena), y nuestro destino final fue el centro comercial Mercator.

El Štark Arena, donde se celebró Eurovisión en 2008. Welcome to the Belgrade!

Otro bonito edificio socialista, el Departamento de Extranjería (Управа за странце).

Que dirás tú, ¿para qué vas a un centro comercial? La cuestión es que tanto a Pau como a mí nos gusta ir a centros comerciales para ver los diferentes productos que hay, las cosas que no encuentras en casa... y fue interesante, sobre todo el pasillo de los dulces, el de los refrescos o el de los embutidos. También es de reseñar que nada más subir la escalera mecánica nos encontramos a un señor en un stand promocionando unas viviendas de superlujo no recuerdo muy bien dónde, pero claramente orientadas a gente con mucho más dinero que el común de los mortales.

La canción Nobl de Konstrakta dice "desde mi terraza veo la Torre Genex, cuando la veo me da miedo caerme de ella; desde mi terraza también veo una iglesia, con cúpula, cupulita y dos cruces doradas".

Desde ahí cogimos el autobús para ir a Zemun, un pueblecito muy típico que hoy pertenece a Belgrado pero que siempre ha tenido una personalidad propia. Eso sí, lo vimos todo cerrado y en internet encontramos que ese día era el día de Sveti Petar Cetinjski y suponemos que celebraban algún tipo de festivo. Vimos por fuera la Torre Gardoš, una torre memorial construida por los húngaros en el siglo XIX para conmemorar cien años de presencia húngara. Dimos un paseo por la orilla del Danubio, vimos cisnes en libertad, y acabamos almorzando en un restaurante de comida serbia llamado Ćiri bu ćiri ba allí mismo, en Zemun. La comida estaba espectacular, y la atención fue estupenda; nos pedimos una sopa y una ćorba para empezar, y luego una tabla de quesos serbios, una ración de chucrut y una parrillada de plato principal. Aunque la parrillada era para una persona, acabamos muy llenos.

Vista de Zemun y del Danubio desde el promontorio donde está la Torre Gardoš. Al fondo, Belgrado.

La Torre Gardoš, que por un lado es redonda y por el otro cuadrada.

El Danubio de los cisnes o algo así era.

Los quesos, el chucrut y la parrillada para una persona.

Después de la comida no teníamos muchas más ganas de seguir siendo adultos funcionales sino solo de hacer la digestión, así que volvimos al hotel. Descansamos un poco, dimos luego un paseo corto por la calle Makedonska, y teníamos de nuevo hora para el spa. Cenamos en el mismo asiático del lunes, y planeamos el último día antes de irnos a dormir.

Sigue en la última parte.

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