Hoy es 2 de octubre, es decir, mañana es mi cumpleaños, como ya sabéis (o quizá no). Es el último día de mis 32, de mis 25. Hace un año hice una entrada de lo más optimista sobre los 32, hoy los veo de una manera diferente. Entre otras cosas, porque soy un año más viejo.
Empecé los 32 habiendo tomado una decisión importante, arriesgando para poco después perder. Y después de eso mi vida ha sido una verdadera montaña rusa donde, para qué negarlo, han abundado más los bajos que los altos.
Pero bueno, se acaban los 32 y es hora de mirarlo por el lado positivo. Quedarme con todo lo bueno que me ha pasado este año, y aprender de lo malo. Este año he conocido a una gente estupenda, he visitado sitios que no conocía (como Girona o Palma), he hecho amigos con los que sé que puedo contar y que pueden contar conmigo (Rafa, Aitor, Miqui, Víctor, Fran, Pedro, os amo), he reforzado los lazos con algunos otros amigos de toda la vida (Nando, Antonio, Meski) y he aprendido que la gente valiosa es para siempre (Fede). He pasado unas vacaciones estupendas haciendo lo que me gusta y siendo quien me gusta ser (Torremolinos, Folsom y mis rutillas). Me he conocido mejor a mí mismo; con C y con JJ he aprendido que soy un iluso enamoradizo y estoy empezando a asumirlo y a vivir con ello.
Y como me propuse a primeros de año, soy más auténtico, porque me parezco más a lo que he soñado de mí mismo.
En definitiva, soy un año más viejo, con todo lo que eso conlleva. Soy un año más sabio, tengo un año más de experiencia, y oye, últimamente me estoy viendo hasta más guapo, cosa rara en mí.
Estoy deseando empezar los 33.