Como os he comentado, recientemente lo dejé con mi pareja, con quien había pasado cuatro años.
Ya sabemos que la vida de hoy está expuesta a las redes sociales. Vale, la de todo el mundo no, pero yo hablo por mí. Depende de en qué red social hablo más o menos de mi vida personal. En Facebook la expongo bastante, porque con mis contactos de Facebook tengo un trato bastante personal.
Un par de semanas después de esta última ruptura decidí cambiar mi estado sentimental en Facebook. Me daba algo de miedo, dado que lo que menos me apetecía era que le apareciera a todo el mundo en las noticias «Dani está ahora soltero», y que todo el mundo viniera a preguntar. Por suerte, parece que en Facebook han tenido unos cuantos años para aprender que eso no debe aparecer en las noticias, y así lo hacen. Ese cambio de estado no destaca.
Lo que me sorprendió era que, al cambiar mi estado sentimental, Facebook me ofrecía «darme un respiro», con varias opciones, entre las que estaban dejar de mostrar las actualizaciones de mi ex, ocultar los recuerdos que tenemos en común (fotos y otras publicaciones) o incluso eliminarlo de la lista de amigos.
Yo elegí no hacer nada de eso y dejarlo todo como estaba. Por suerte, la ruptura con mi ex fue amistosa y seguimos teniendo una muy buena relación.
Y afortunadamente, no siento que tenga que ocultar nada de estos cuatro años pasados. Igual que no oculto nada de los dos y medio que pasé con mi pareja anterior. Ha sido un tiempo del que no me arrepiento. Y aunque a veces me dé pena recordar cosas de esos años, no quiero olvidarlas, no quiero hacer como si ese tiempo no hubiera existido. Y eso es algo que mis parejas futuras, si las hubiera, deberán aceptar.
Tuve una pareja con quien pasé seis meses, pero el periodo posterior a la ruptura no fue tan amistoso (éramos mucho más jóvenes e inmaduros, al menos yo) y dos meses después de romper nos dejamos de hablar y acabé por borrar las fotos que teníamos en común en las redes. ¿Sabéis qué? Han pasado ocho años de eso y hoy en día me llevo genial con él. Por suerte, volvimos a hablar, reconocí mis errores, y poco a poco volvimos a establecer una amistad. Hoy lo considero casi imprescindible en mi vida, y si me arrepiento de algo es de no haber mantenido la cabeza más fría en su momento y de haber pretendido borrar el tiempo que pasamos juntos.
Me enorgullezco de decir que todas las parejas serias que he tenido me han hecho crecer, madurar y aprender, de un modo u otro, y hoy tengo claro que el tiempo que pasé con ellos no es un tiempo perdido sino ganado. Aquí les dejo mi reconocimiento.
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