jueves, 16 de enero de 2025

El segundo viaje a Belgrado (2ª parte)

Continúa de la primera parte.

El sabado, subota

Pues el sábado comenzó como todos los días, nos levantamos temprano y fuimos al bufé del desayuno. Acabamos temprano y, como no teníamos compromisos como el del diccionario, nos volvimos a la habitación y descansamos un rato; Pau leía y yo repasaba gramática.

Cuando se acercó la hora, dimos un poco de paseo y me metí en la facultad, busqué el aula donde nos iban acumulando y allí me senté. Para no desconcentrarme mucho, en lugar de mirar redes sociales, me puse a leer el libro que estoy leyendo en serbio (Лето када сам научила да летим, de Jasminka Petrović). Cuando dieron las doce comenzó el examen, los detalles del cual están en el texto sobre el examen, no los repetiré aquí.

Como ya sabéis, al final del examen me dieron la buena noticia de que había aprobado, así que salí de allí muy contento, me encontré a Pau en la puerta (que estaba haciendo fotos del rodaje de un videoclip que estaba teniendo lugar en la esquina; no sabemos qué canción era, pero sale Aleksandar Simić). Le di la noticia y nos fuimos a comer al Rollbar, donde nos pedimos comida tradicional: una sopa de primero, y de segundo yo me pedí pljeskavica y él kobasice.

A la izquierda las kobasice, a la derecha la pljeskavica

Después de eso, estábamos pendientes de quedar con Aleks, que estaba en Novi Beograd y no sabía a qué hora podía quedar, así que para hacer tiempo nos fuimos a Mercator y vimos un poco de los productos de allí, ya que la compra la había hecho Pau el día anterior y yo no había visto nada. Como Aleks no decía nada, nos volvimos al centro, descansamos un poco en el hotel y quedamos con Uroš, que venía un poco tarde.

Con Uroš dimos un paseíto y luego nos sentamos a tomar algo en una crepería, donde tuvimos una interesante y divertida conversación. Eso significa que no pude evitar merendar, me pedí un chocolate caliente con pedazos de galleta, esponjitas y crema de cacahuete; una bomba calórica que además por su aspecto fue la merienda más queer que jamás he tomado, y me encantó. Eso sí, vi la pinta que tenían las palačinke de las demás mesas y me prometí a mí mismo que para el próximo viaje merendaríamos allí algún día.

Mi taza me estaba gritando "Slaaaaay, queeeeen"

A las 8 nos llegamos a Trg Republike porque habíamos quedado con Aleks. El plan no era cenar (igualmente allí se cena antes de las 8), sino simplemente dar una vuelta y tomar algo. Fuimos a un sitio llamado Meduza, estuvimos charlando un poco, y luego saludamos al novio de Aleks y nos llevaron al hotel. Antes de dormir, como Pau tenía hambre (él no había merendado), pasamos por el chino de debajo del hotel y nos pedimos un plato de arroz y unas gyozas para llevar, nos las subimos a la habitación y allí cenamos algo.

El domingo, nedelja

El domingo sí que fue un día corto; nos despertamos muy temprano porque teníamos temprano el vuelo. A las 6.15 nos estábamos levantando, terminamos las maletas (las habíamos empezado el día anterior) y acabamos justo a tiempo para subir a las 7 a desayunar algo rápido. Y fíjate si fuimos rápidos, que a las 7.20 ya estábamos bajando a que Aleks nos recogiera, dado que nos había insistido en llevarnos al aeropuerto.

La última mañana había una niebla considerable. Por cierto, que eran las 7 de la mañana y había ya esta luz

A las 7.45 estábamos despidiéndonos de él en la puerta de la terminal 2. Hicimos check-in en nuestro vuelo a Zúrich, donde tuvimos una escala de cerca de una hora, y a las 14.00 estábamos aterrizando en Barcelona.

En los vuelos de Swiss están prohibidos taconistas y yuppies


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