miércoles, 14 de junio de 2017

Sin mirar atrás

Ayer por la tarde, mientras iba al centro en bus porque la moto estaba sin batería, iba charlando por WhatsApp con alguien que me interesó en 2016 y me paré a pensar en mi vida.

Llegué a la conclusión de que los acontecimientos del año pasado y principios de este me han hecho más daño del que imaginaba, hasta el punto de que hago todo lo posible por vivir sin mirar atrás. Sigo adelante por inercia, sin ganas de seguir, pero deseando que el tiempo me aleje de lo que pasó y de la persona que fui.

No pasa un día sin que recuerde que hace un año todo estaba bien y que me encargué de destruir todo eso que estaba bien hasta que no quedó nada. No solo en mi vida, sino en la vida de otras personas, lo cual es más mezquino.

Y en la cuestión emocional me siento como atado de pies y manos, no soy capaz de apostar por nadie, no soy capaz de luchar por nadie, no confío lo suficiente como para enfrentarme a ninguna complicación. Y ahí me tienes, encaprichado con alguien y dejando que se aleje sin hacer nada porque no quiero volver a fracasar.

No digo esto para que mi escasa audiencia sienta lástima, no quiero que la tengáis porque no es para eso. Pero para superar un problema hay que reconocerlo. Los demás pasos ya vendrán.

domingo, 4 de junio de 2017

El primer día...

...del resto de mi vida. Como todos los días, vamos.

Habré hecho mis castillos en el aire, pero por mucho que cueste, hay que bajar a la realidad y mirar adelante, a las posibilidades, no a los sueños. Mi excrush me enseñó (sin él querer, por supuesto) a que no me meta en berenjenales y a que no luche por imposibles, así que dejo aquí este coche y el resto del camino lo hago andando.

Eso sí, nadie me quita lo bien que lo he pasado y la gran persona que he conocido este fin de semana.