miércoles, 13 de marzo de 2024

Dom, Hogar

Hoy vengo a comentaros una canción que ha participado en la preselección serbia para Eurovisión 2024 que, sin ser mi favorita, me ha tocado un poco la fibra. Se llama Dom, "Hogar", y la canta Iva Lorens. Os pongo aquí el vídeo para que la oigáis mientras leéis, si queréis.


Ljuljaj me nežno, prodaj mi san
Da bolje ću preko, negde daleko
Nije moj kraj
Gde mi je majka? Gde mi je dom?
Kuća je prazna, ovde sam sama
Gde mi je dom?
Љуљај ме нежно, продај ми сан
Да боље ћу преко, негде далеко
Није мој крај
Где ми је мајка? Где ми је дом?
Кућа је празна, овде сам сама
Где ми је дом?
Méceme suavemente, véndeme un sueño
Que estaré mejor al otro lado, en algún sitio lejano
No es mi región
¿Dónde está mi madre? ¿Dónde está mi hogar?
La casa está vacía, aquí estoy sola,
¿dónde está mi hogar?

La primera estrofa, lenta y misteriosa, nos introduce el tema de la canción. Estoy sola, la casa está vacía, véndeme un sueño de que estaré mejor en otro lado. La autora (que es la propia cantante) está lejos del hogar, en una casa vacía: ha emigrado. Y echa de menos su familia y su hogar.

Da l' je san il' java?
Kroz utehe ja haram
Nemam kome da se javljam (Ah, ah)
Samo brojim dane
Kažu zapni kada staneš
Nemam više snage (Ah, ah)
Да л' је сан ил' јава?
Кроз утехе ја харам
Немам коме да се јављам (Ах, ах)
Само бројим дане
Кажу запни када станеш
Немам више снаге (Ах, ах)
¿Es sueño o realidad?
Voy saqueando consuelos
No tengo a quién llamar (ah, ah)
Solo cuento los días
Dicen, sigue intentándolo cuando te pares
Ya no tengo fuerza (ah, ah)

Aquí cambia el ritmo, aunque la voz continúa siendo tenue y misteriosa, y empieza uno de los dos temas musicales que se repiten a lo largo de la canción. Cuando has emigrado y no estás a gusto (puede ser bastante frecuente) muchas veces acabas disociando, pensando que esta no es tu vida, que lo que estás viviendo no es real y que pronto volverás a ella; que esto es como un sueño. Y te agarras a cualquier cosa. Cuentas los días, sabes que tienes que seguir, hasta el día en que se acabe, pero a veces no sabes cómo lo harás porque no puedes más.

Utonula u san
Samoj sebi predaleko
Uklapam se ja
Premalo za sad
Утонула у сан
Самој себи предалеко
Уклапам се ја
Премало за сад
Caí en un sueño
Demasiado lejos de mí
Me adapto
Demasiado poco por ahora

Aquí se repite la idea de que no es la realidad, de que has caído en un sueño, pero en uno que está lejos de ti. No es tu realidad, esta no eres tú. Y aunque no sea tu realidad, intentas encajar, intentas adaptarte, intentas no ser el extranjero. Pero por más que lo intentes, es demasiado poco. No lo consigues.

Je l' ti tamo prija?
Evo, stižem i ja
(Uklapam se ja, premalo za sad)
Је л' ти тамо прија?
Ево, стижем и ја
(Уклапам се ја, премало за сад)
¿Te gusta estar allí?
Entonces yo también voy
(Me adapto, demasiado poco por ahora)

El segundo tema que se repite varias veces durante la canción es este. Y creo que tiene más de una interpretación, según quien sea que diga la frase. Y sea como sea, la cuestión es que es una conversación que se repite mucho cuando estás emigrado y hablas con la familia o los amigos. Ah, oye, si allí estás bien, yo también me voy. A veces lo dicen en serio, y otras (la mayoría) es algo que se dice sin más intención. Y a veces dices que estás bien aunque sea mentira, porque te ahorras explicaciones.
 
Utočište moje
Na pragu ove sobe
U domu gde sam sebe spoznala (Ah)
Nisu samo pare
Kola i separe
Mnogo više priča ima (Ah)
Уточиште моје
На прагу ове собе
У дому где сам себе спознала (Ах)
Нису само паре
Кола и сепаре
Много више прича има (Ах)
Mi refugio
En el umbral de esta habitación
En el hogar donde me conocí a mí misma
No solo es el dinero,
el coche y un reservado
Hay muchas más historias

Habla desde su habitación, su refugio en un mundo hostil, un lugar donde puede estar sola, donde no tiene que preocuparse por encajar. Y después da un dato importante: has emigrado y ahora vives en un sitio que te ofrece una vida con más lujos y comodidades que el lugar de donde venías. Pero no todo son los lujos, hay mucho más de lo que no sueles hablar.

Je l' ti tamo prija?
Evo, stižem i ja
Da ti pokažem šta ima
Је л' ти тамо прија?
Ево, стижем и ја
Да ти покажем шта има
¿Te gusta estar allí?
Entonces yo también voy
Para mostrarte lo que hay

La canción cierra mezclando la música de un tema con la letra del otro. Me vuelvo a casa, me vuelvo y te voy a contar todo lo que he vivido.

No es la primera vez que hablo de la emigración en mi blog. Más de una vez he hablado de la sensación de no ser de ninguna parte o de estar fuera de lugar. Pero no lo puedo evitar, con 23 años me fui de casa y no he vuelto, ser emigrado es parte de mi personalidad. Y no siempre he estado mal, cuidado. Sevilla fue mi casa, con todo el derecho. Pero también es cierto que el primer año que pasé allí no estuve bien, estaba fuera de lugar, me sentía extraño en una ciudad que no conocía y en un trabajo que odiaba. La pesada losa de la emigración la sentí mucho más en Hamburgo. Jamás estuve a gusto allí, jamás sentí que aquella pudiera ser mi casa y durante mucho tiempo me arrepentí de estar allí: a pesar de que ahorré lo más grande, contaba los días para volver y me evadía en cualquier cosa que me hiciera olvidar cuál era mi situación. Aquí en Catalunya no estoy mal, pero algunos días sí que me siento así, fuera de lugar y echando de menos mi hogar, aunque no esté del todo seguro de cuál es.

Por eso me he visto tan reflejado en esta canción y la he necesitado compartir con ustedes. Espero que os guste.

jueves, 8 de febrero de 2024

La luna y el mes

En serbio, tanto mes como luna se dicen mesec (месец). No es sorprendente porque entre las fases de la luna pasa aproximadamente un mes. Mesec viene del protoeslavo měsęcь, del protoindoeuropeo mḗh₁n̥s que significa lo mismo, mes y luna. Esto pasa igual en otras lenguas indoeuropeas como el persa (mah) o el lituano (mėnuo).

En las lenguas germánicas, tanto mes como luna se denominan con palabras diferentes, pero ambas han derivado de la misma palabra indoeuropea, de ahí el inglés moon/month o el alemán Mond/Monat.

¿De dónde viene entonces la palabra luna, que ya en latín se decía luna? Del protoindoeuropeo lówksneh₂ que deriva de la raíz lewk-, brillar. Es decir, que los itálicos dejaron de denominar a la luna por su cualidad mensual para empezar a llamarla por su brillo. De esta raíz también viene la palabra lucir, así que, básicamente, la Luna es la que luce.

Esta raíz no solo la tomaron los itálicos; a partir del mismo origen, los armenios llaman a la luna lusin. Otros pueblos indoeuropeos también empezaron a denominar a la luna por su brillo aunque con otras palabras: hoy se dice en albanés hënë y en hindi cad (relacionadas con el castellano candor), en irlandés gealach.

El rumano, por otro lado, ha tomado el camino largo para acabar denominando con la palabra lună tanto a la luna como al mes. La palabra latina luna también se ha introducido en otras lenguas eslavas, que a diferencia del serbio, ahora hacen la diferenciación entre mes y luna (búlgaro месец/луна, ruso месяц/луна)

Quizá el caso más curioso sea el polaco, que denomina a la luna księżyc. Esta palabra viene del protoeslavo kъnęžiťь, que significa hijo de un príncipe.

viernes, 29 de diciembre de 2023

En 2023...

Mi esperadísimo resumen del año, que el año pasado no hice y me estoy dando cuenta ahora. (Probablemente ya me di cuenta hace tiempo y se me olvidó).

En 2023:

  • En el plano laboral, seguí trabajando como ingeniero de estrés de tuberías y la empresa me hizo indefinido, quizá es una noticia importante pero fue un poco agridulce por cuanto no vino acompañada por subida salarial ni nada parecido.
  • En el plano sentimental, tampoco hay novedades, sigo con Pau, vivimos juntos y estamos bien.
  • En cuanto a estudios, en 2022 empecé a estudiar serbio por mi cuenta; este ha sido el año en el que me he apuntado a clases regulares (online, por supuesto). Por ahora, es lo único que estudio, quiero empezar a aprender un poco más de ruso pero no me veo con demasiado tiempo.
  • Sobre amistades, he visto poco a mis amigos, la verdad. Sigo quedando de manera regular con Antonio y con Dani; además, al menos una vez al mes quedábamos para cenar el grupito kink. No lo hemos hecho desde septiembre, pero ya estamos planeando otra cena.
  • Viajamos dos veces a Andalucía, en marzo y en noviembre. En marzo, además, fuimos un día a Sevilla para hacer un poco de turismo, y quedamos con mi amigo Miguel.
  • En noviembre estuvimos cinco días en Belgrado, como conté en este mismo blog, y volvimos muy contentos. Conocimos una ciudad muy agradable, una sociedad acogedora, y desvirtualicé a Aleks y su novio Đole, que nos hicieron de guías en un par de ocasiones. Fue un gran viaje.
  • Por desgracia, ha sido el primer año desde 2017 que no he visto a Aitor. Espero verlo el año próximo.
  • Vi a Fede dos veces: cuando fuimos a Valencia en junio, y cuando vino él a Barcelona en septiembre. También vi a Fran un día de enero que vino a Barcelona, y a Cristòfol en agosto.
  • Fui bastante a la playa al principio del verano, pero a mediados de agosto caí enfermo con una neumonía que me tuvo dos semanas sin poder hacer ningún esfuerzo y apenas salí de casa, así que no volví a ir.
  • Me cambié de gimnasio en abril y estoy un poco más contento, pero sigo peleándome con la forma de mi cuerpo y a veces pierdo la esperanza de volver a verme bien.
Como siempre, si recuerdo algo más lo añadiré. Ya haré otro textito con lo que preveo o me gustaría hacer el año próximo, si me veo de humor para hacerlo :)

sábado, 25 de noviembre de 2023

Crónica del viaje a Belgrado (final)

El miércoles fue el día que nos despedíamos. Nos levantamos temprano (bueno, como siempre), fuimos a desayunar, y luego habíamos quedado con Aleks en una cafetería cerca de Crveni krst para despedirnos. De allí fuimos al centro, porque en el último momento decidí comprar el libraco gordo, y fuimos al hotel a terminar de hacer las maletas y hacer el check-out.

Una vez hecho el check-out, nos dirigimos a Mercator para comprar las cosas que nos queríamos llevar a casa: dulces, una mermelada de ciruela muy rica (pekmez) y Pau quería comprar rakija para su padre, pero no vimos allí ninguna que mereciera la pena, todo eran botellas grandes (y muy caras). Como ese día nos habíamos sacado el bono diario del autobús, a la vuelta nos paramos delante del Palacio de Serbia, un bonito edificio socialista donde estaba el Consejo Ejecutivo Federal de Yugoslavia, antes de proseguir el camino al hotel.

Otras letras de pueblo, pero estas dicen Ја волим Србију, que significa "me gusta Serbia" o "quiero a Serbia".

Dejamos nuestras compras en el hotel y buscamos algún sitio de comer en el centro. Nos decidimos por un lugar llamado Mihailo, que parecía bastante orientado a turistas, aunque todo lo orientado a turistas que puede estar en una ciudad que apenas tiene turistas. Comimos de nuevo comida tradicional, aunque esta vez no nos llenamos tanto; después de la comida fuimos a comprar unas bolas de masa rellenas, llamadas gomboc (también llamadas knedle) que nos había recomendado Aleks, y que hay de diferentes sabores, aunque la tradicional es la de ciruela.

Los gomboc: los dos de arriba son los dos tradicionales de ciruela; los de abajo son uno de pistacho y el otro de chocolate y cereza.

Poco más quedaba por hacer; al final no fuimos a cambiar dinero, porque apenas llegábamos a 5 euros en dinares y contamos con volver, así que los gastaremos. Dado que los autobuses de línea iban abarrotados al aeropuerto, decidimos ir en VTC, lo cual nos salió a un precio bastante razonable (no llegó a 18 euros), incluso pasando por un atasco a la salida de la ciudad.

El vuelo de vuelta, con Wizz Air, no tuvo nada reseñable, salvo que se cargaron mi maleta y aún estoy esperando respuesta a la reclamación que les puse.

En definitiva, espero que os haya gustado tanto la crónica como a nosotros el viaje. Vratićemo se!

Волимо Србију!


viernes, 24 de noviembre de 2023

Crónica del viaje a Belgrado (4ª parte)

El martes por la mañana el plan era cruzar el río. Así que desayunamos, como todos los días, y después de visitar una librería anticuaria que había junto al hotel, cruzamos a pie el puente de Branko para pasar a Novi Beograd.

Novi Beograd es una extensa parte de la ciudad que fue construida durante la época socialista. Se nota mucho en su arquitectura, típica socialista de grandes bloques residenciales, mientras que en el centro de la ciudad y aledaños los bloques son más pequeños y bajos; además, el urbanismo de Novi Beograd es con trazado en damero. Una vez allí pasamos por el Štark Arena, donde se celebró Eurovisión en 2008 (aunque por entonces se llamaba Beogradska Arena), y nuestro destino final fue el centro comercial Mercator.

El Štark Arena, donde se celebró Eurovisión en 2008. Welcome to the Belgrade!

Otro bonito edificio socialista, el Departamento de Extranjería (Управа за странце).

Que dirás tú, ¿para qué vas a un centro comercial? La cuestión es que tanto a Pau como a mí nos gusta ir a centros comerciales para ver los diferentes productos que hay, las cosas que no encuentras en casa... y fue interesante, sobre todo el pasillo de los dulces, el de los refrescos o el de los embutidos. También es de reseñar que nada más subir la escalera mecánica nos encontramos a un señor en un stand promocionando unas viviendas de superlujo no recuerdo muy bien dónde, pero claramente orientadas a gente con mucho más dinero que el común de los mortales.

La canción Nobl de Konstrakta dice "desde mi terraza veo la Torre Genex, cuando la veo me da miedo caerme de ella; desde mi terraza también veo una iglesia, con cúpula, cupulita y dos cruces doradas".

Desde ahí cogimos el autobús para ir a Zemun, un pueblecito muy típico que hoy pertenece a Belgrado pero que siempre ha tenido una personalidad propia. Eso sí, lo vimos todo cerrado y en internet encontramos que ese día era el día de Sveti Petar Cetinjski y suponemos que celebraban algún tipo de festivo. Vimos por fuera la Torre Gardoš, una torre memorial construida por los húngaros en el siglo XIX para conmemorar cien años de presencia húngara. Dimos un paseo por la orilla del Danubio, vimos cisnes en libertad, y acabamos almorzando en un restaurante de comida serbia llamado Ćiri bu ćiri ba allí mismo, en Zemun. La comida estaba espectacular, y la atención fue estupenda; nos pedimos una sopa y una ćorba para empezar, y luego una tabla de quesos serbios, una ración de chucrut y una parrillada de plato principal. Aunque la parrillada era para una persona, acabamos muy llenos.

Vista de Zemun y del Danubio desde el promontorio donde está la Torre Gardoš. Al fondo, Belgrado.

La Torre Gardoš, que por un lado es redonda y por el otro cuadrada.

El Danubio de los cisnes o algo así era.

Los quesos, el chucrut y la parrillada para una persona.

Después de la comida no teníamos muchas más ganas de seguir siendo adultos funcionales sino solo de hacer la digestión, así que volvimos al hotel. Descansamos un poco, dimos luego un paseo corto por la calle Makedonska, y teníamos de nuevo hora para el spa. Cenamos en el mismo asiático del lunes, y planeamos el último día antes de irnos a dormir.

Sigue en la última parte.

jueves, 23 de noviembre de 2023

Crónica del viaje a Belgrado (3ª parte)

El lunes, como cada día, nos levantamos y nos fuimos al buffet de desayuno del hotel, del cual no he dicho nada, pero era bastante bueno: variado y delicioso. La única pega es que tanto el lunes como el martes tenían puesto un hilo de canciones bachata/cumbia de calidad bastante dudosa. Tras el desayuno, fuimos a la zona de Zvezdara, donde habíamos quedado con Nemanja, mi profesor online de serbio.

Por cierto, si estáis aprendiendo serbio (o croata, o bosnio), os lo recomiendo. Por aquí os dejo su web. Sigo con la crónica.

El problema principal era el transporte público. Belgrado es una ciudad que no tiene metro; está proyectado, pero aún no ha comenzado su construcción. El transporte público consiste en autobuses, trolebuses y tranvías, que cubren toda la ciudad y además son muy baratos (un viaje sencillo 50 dinares = 0,43 €, el billete de un día completo 120 dinares = 1,03 €), pero no se caracterizan por su puntualidad: el tiempo de espera que indica la aplicación en tiempo real puede multiplicarse por dos o por tres. De hecho, el tranvía que queríamos coger se fue cuando llegábamos a la parada y para el siguiente quedaban unos 20 minutos, así que tuvimos que improvisar una ruta alternativa y aun así llegar tarde.

Llegamos a la zona de Zvezdara, donde Nemanja nos esperaba. Con él dimos un paseo hasta el cerro donde está el observatorio; llegamos a entrar en el observatorio, de lo cual no estábamos muy seguros, pero él nos dijo que no había ningún problema, ya que conocía a gente que trabajaba allí y se lo había confirmado (las ventajas de tener contactos). Además, estando allí vimos a más gente que entraba de visita, así que nos tranquilizamos. Al salir, nos paramos a tomar algo en un chiringuito de por allí; probamos la Cockta (una bebida de cola con gusto herbal, muy rica) y tuvimos una interesante conversación también sobre la cultura y la política local.

Bonita vista sobre el Danubio desde Zvezdara.

Sobre las 13h Nemanja nos tuvo que dejar para ir a hacer sus cosas y nosotros caminamos. La idea era ir al Museo de Nikola Tesla, pero cuando llegamos había una cola bastante larga y el chico que había guardando la puerta nos dijo que volviéramos más tarde si no queríamos esperar la cola, que podían ser tres cuartos de hora o una hora. Al final nos fuimos y no volvimos, pero lo tenemos pendiente para la siguiente visita. Comimos por allí en un pequeño bistro, donde pudimos probar algunas especialidades serbias como la sarma, y nos volvimos en tranvía al hotel, pasando antes por una librería donde yo había encargado unos libros (de los cuales devolví uno porque me equivoqué al pedirlo, y tuve una comedia con los dependientes intentando hacer la devolución en serbio).

Esto es lo que comimos, pero no me pidas que te diga cómo se llama cada cosa porque solo recuerdo la sarma (arriba a la izquierda), que es col rellena.

Por la tarde, aunque anocheció muy temprano (sobre las 16.30) debido a la latitud y al cambio de hora, salimos en primer lugar a Correos, para enviar cuatro postales a amigos que nos habían pedido una postal. Fuimos primero a la oficina de Correos de Zeleni venac, que estaba muy cerca del hotel, pero muy escondida; entrar allí fue como retroceder unos 50 años en el tiempo, había dos empleadas para toda la oficina (aunque solo una atendía al público) y unas ventanillas con mampara de cristal que bien podrían haber estado ahí desde 1970. La mayoría de los clientes iban para recargar el móvil o pagar facturas, de modo que cuando nos tocó a nosotros y pedí (¡en serbio!) sellos para postales, nos dijeron que no les quedaban, así que nos emplazaron a ir a la oficina del centro, junto a Knez Mihailova. Suerte que estaba cerca; llegamos, pedimos los sellos, los pegamos y echamos las postales en un buzón que había en la puerta, del cual teníamos dudas de que estuviera en funcionamiento. Por suerte, un par de semanas después, los destinatarios nos confirmaron que habían recibido las postales (la paradoja de la era digital).

Ya que estábamos en el centro, hicimos un pequeño tour por las librerías (que hay muchas) buscando algo que quería traerme de Belgrado: un diccionario serbio monolingüe, de nivel básico o escolar, de esos que aquí se ven tanto para lengua castellana o catalana. No veíamos nada. En una librería donde preguntamos no entendían ni el concepto y nos preguntaron cuál era nuestra lengua nativa para ofrecernos un bilingüe. La última adonde fuimos, una pequeña librería junto al Studentski park, estaba atendida por una simpática librera que nos dio la clave: no existen los diccionarios monolingües básicos porque los niños en el colegio no usan diccionarios para la clase de lengua serbia (cosa que también me ha confirmado posteriormente Nemanja, mi tutor). Nos preguntó un Da li čitate ćirilicu? (¿lee usted cirílico?), porque supongo que no contaba con que un extranjero lo supiera leer, y entonces lo que nos pudo ofrecer es un diccionario de tres kilos y medio y más de mil páginas, un diccionario oficial, donde viene todo lo que es normativo, por 5000 dinares (42,74 €), un precio bastante bajo para la clase de diccionario que es.

El libraco de tres kilos y medio.

Personalmente, me recuerda al diccionario de la RAE de tapa dura que usaban en Cifras y letras.

Nos fuimos de allí sin el diccionario (lo compramos el miércoles, como ya os contaré) y volvimos al hotel, al menos con la tranquilidad de saber que no teníamos que seguir buscando algo que no existía. Teníamos hora reservada en el spa, al que no habíamos ido aunque nos correspondía una hora diaria en el precio del alojamiento, así que estuvimos allí y luego cenamos en un asiático que había junto al hotel, que era de lo poco que había abierto tan tarde. Viendo que estaban recogiendo mientras esperábamos la comida, preferimos decirles que lo pusieran para llevar y cenamos en la habitación.

Lo que hicimos el martes, en la cuarta parte.

miércoles, 22 de noviembre de 2023

Crónica del viaje a Belgrado (2ª parte)

Después de la visita a la Feria del Libro, volvimos caminando al centro, descansamos un poco en el hotel, y quedamos con mi amigo Aleks (al que conocía de Twitter e Instagram y desvirtualicé ese día) y su novio Đole. Primero estuvimos tomando algo en un pub de ambiente que daba la casualidad de que estaba frente al hotel, y allí nos propusieron si queríamos ir a una fiesta de Halloween en una sala cerca del río, a lo cual aceptamos. La música de la fiesta no era ninguna maravilla, mucha que yo no conocía y alguna de Rihanna, Christina Aguilera y artistas del momento. Posteriormente, Đole se fue a casa y Aleks nos llevó a una discoteca gay donde ponían turbofolk y música de Eurovisión y del PZE. Aquí sí que disfruté con la música, de la cual por cierto conocía mucho más que en la otra :D Angellina, Sara Jo, Filip Baloš... y la artista del momento, Jelena Karleuša. Nos gustó mucho el ambiente en la discoteca, no veías a gente muy borracha ni muy pasada y en general había muy buen rollo. Después de un rato allí, nos volvimos al hotel y fuimos a dormir, eran ya casi las 3 (que serían las 2, porque esa noche cambiaban la hora) y ya era demasiado para nosotros.

El domingo empezamos la visita turística por Knez Mihailova y el Kalemegdan, una zona verde bastante grande en un promontorio junto al río. Allí encontramos varios monumentos, como la fortaleza de la ciudad, y unas vistas impresionantes sobre los dos ríos que cruzan Belgrado.

La fortaleza detrás de unos dinosaurios, que suponemos que son parte de la fauna local de Belgrado

En primer término el río Sava, y de fondo el Danubio. Esa masa verde es la Gran Isla de la Guerra (Veliko ratno ostrvo).

Vista de Novi Beograd desde el Kalemegdan.

Desde ahí dimos un paseo por la parte vieja de la ciudad. Pasamos por delante de la Asamblea Nacional (Narodna skupština) y de un edificio grande de Correos, y luego fuimos a la Iglesia de San Marcos, junto al antiguo edificio de la RTS, bombardeado por la OTAN con 17 trabajadores dentro a los que asesinaron. A ellos los recuerda un memorial que hay al lado, una placa de mármol con sus nombres y coronada por la palabra ЗАШТО? (¿por qué?).

La Asamblea Nacional. Народна скупштина.

El edificio central de Correos. Главна пошта Србије.

El edificio de la RTS bombardeado por la OTAN en 1999.

El memorial con los nombres de los trabajadores asesinados por la OTAN con la palabra ЗАШТО? (¿Por qué?)

Después pasamos por Slavija, una gran plaza con una glorieta en su centro donde no hay nada turístico pero todos los residentes pasan por ahí a menudo; por algún desconocido motivo, el ayuntamiento ha colocado ahí (y no en otro lugar más turístico) las famosas letras de pueblo que ahora hay en todos los lugares para que los turistas se hagan fotos. Para nosotros era lugar de paso antes de llegar a la Catedral de San Sava. Es un templo enorme y muy bonito; muy lujoso por dentro (como suele ocurrir en las iglesias). Era mi primera vez en un templo ortodoxo y me sorprendió que no hubiera bancos, con lo cual las misas tienen que oírse de pie. En el centro de la sala había un puestecillo donde la gente hacía cola para rezar.

Las letras de pueblo en Slavija.

El exterior de la Catedral de San Sava.

El interior de la Catedral de San Sava.

Junto a la Catedral de San Sava se encuentra la Biblioteca Nacional, que me hubiera gustado visitar pero era domingo y estaba cerrada, así que será en otra ocasión. De allí hicimos marcha a la Casa de las Flores (Kuća cveća), donde está enterrado Tito, y junto al cual se encuentra el Museo de Yugoslavia. Este museo consta de dos edificios: el mausoleo de Tito, donde se encuentran enterrados él y su mujer, Jovanka, y a cuyos lados se encuentran dos salas con exposiciones temporales, y otro edificio largo donde se encuentra la exposición permanente. Me fue inevitable comparar este museo con el de la RDA en Berlín que visité en 2016, y aunque son museos con exposiciones bastante diferentes, el museo de Yugoslavia no parodia la vida en la época socialista, como sí hace el de la RDA. Me hubiera gustado que fuera un poco más decidido en su defensa de aquel tiempo, pero al menos no lo trata como una atracción de feria.

Aquí, visitando al compañero Tito.

Después de eso nos volvimos al centro y almorzamos en un restaurante en Skadarlija, donde pedimos comida serbia, aunque esta vez no en plan comida rápida. El restaurante se llamaba Šešir moj (Mi sombrero) y quizá la comida fue demasiado copiosa, aunque es de destacar que fuimos a una hora un poco tardía para el almuerzo (sobre las 4 de la tarde) y aquello tenía unas cuantas mesas de serbios que llegaron a la vez que nosotros, es decir, que no éramos los turistas desubicados con los horarios.

Descansamos un poco en el hotel y, por la noche, Aleks y Đole nos sugirieron de dar una vuelta con ellos por el centro, nos enseñaron Kalemegdan de noche y nos pedimos un helado, un plan estupendo, aderezado con una interesante conversación sobre política serbia.

Sigue en la tercera parte.