miércoles, 23 de abril de 2014

No es el sur, se llama Andalucía

Algo se muere en el alma... pero en la mía, cada vez que oigo a alguien referirse a mi país como el sur.

Y mucha gente me ha preguntado a qué se debe esto, porque no ven nada malo llamar a Andalucía el sur.

El sur es un punto cardinal. No es ningún sitio concreto. Andalucía tiene norte y tiene sur. Sevilla tiene norte y tiene sur. Cádiz tiene norte y tiene sur. Por lo tanto, si llamas a Andalucía el sur, es porque la estás considerando parte de algo mayor. La referencia, por lo tanto, está fuera, de manera implícita.

Lo cual nos lleva a la siguiente pregunta. ¿Andalucía es el sur de qué, exactamente? Sí, es el sur de la Península Ibérica. Aunque también lo son Murcia y el Algarve. Cuando alguien va a alguno de estos dos lugares... ¿también dice que va al sur? Todos sabemos la respuesta.

(Por otro lado, ¿alguien dice que va al oeste o al poniente cuando viaja a Portugal?)

También hay quien me ha dicho que dicen que van al sur cuando van a Andalucía porque Andalucía se encuentra al sur de su ubicación actual. Me lo ha dicho gente de Madrid o de Castilla la Vieja. Y digo yo... ¿cuando van a Toledo, también dicen que van al sur?

No, cuando la gente (la mayoría, claro, que hay casos para todo) llama a Andalucía el sur no está pensando en la Península Ibérica ni en una posición relativa a su ubicación actual. Está pensando en España. El problema no es sólo que esto impacte de frente con mis convicciones andalucistas -que, al fin y al cabo, son mi responsabilidad, así que no me quejaré de eso- sino que supone, primero, un ejercicio de ignorancia. El sur de España, si nos ponemos estrictos, no es Andalucía: son las Islas Canarias. Ceuta y Melilla también se encuentran más al sur que Andalucía. Así que no, Andalucía no es el sur de España.

También hay quien me ha dicho que Andalucía es el sur de Europa. Es cierto que Andalucía está en el sur de Europa, pero esta zona es tan amplia que Malta, que se encuentra a tres horas de avión, también está en el sur de Europa. Del mismo modo podríamos definir a Creta, que se encuentra más lejos. Además, el marco de relaciones internacionales históricas de Andalucía no es Europa; es el mar Mediterráneo, en el cual Andalucía ocupa una posición occidental, no meridional. Hasta hace muy poco tiempo, Andalucía siempre ha tenido más relación con el Rif que con el País Vasco, por ejemplo. Y mirando desde el Rif, estamos al norte.

Andalucía tiene un nombre, y este es Andalucía. No hace falta referirse a ningún marco de referencia externo para definirla. Por ese mismo motivo, hacerlo es despersonalizarla. Si no hace falta referirse a nada externo, ¿para qué hacerlo? Para evitar referirse a su entidad propia.

Esta estrategia de despersonalización es un viejo clásico del Estado español que, como casi todas las malas costumbres jacobinas, aprendió de Francia, donde es algo común y muy extendido: no es extraño oír cómo a las diferentes naciones o regiones, en algunos casos con una historia propia extensísima, las llaman sólo por su punto cardinal o incluso por su número de departamento. De hecho en Toulouse oí bastante a menudo cómo decían que allí tenían l’accent du Midi: el acento del sur.

Además, siguiendo con la misma estrategia, es curioso cómo sólo se utiliza el sur cuando se quiere hablar de algún aspecto folclórico. Nunca oirás que en el sur hay mucha industria aeronáutica, o mucha investigación en biotecnología. Pero en el sur se come muy bien. En el sur se divierten mucho y tienen muy buena vida. En el sur hay unas playas muy buenas. Ay, qué veranos pasamos en el sur.

Andalucía es mucho más que las borracheras que te cogiste en la playa o en la feria, o que aquel día que comiste tapitas en una de nuestras ciudades. Andalucía es la tierra que nos dio a Góngora, a Bécquer, a Velázquez, a Picasso y a García Lorca. Es la tierra del Parque Tecnológico de Málaga o del nodo aeronáutico de Sevilla. Es la tierra que destaca por su producción de energía solar y en trasplantes de órganos.

Así que, por favor, no nos llames el sur. No nos quites nuestro nombre. Llámanos Andalucía. O, si quieres, llámanos Cádiz, Málaga, Sevilla, Granada, Huelva, Córdoba, Jaén o Almería... que no son el sur de nada.

jueves, 17 de abril de 2014

Mi desengaño con el PA

Sabéis que hasta hace poco he militado en el Partido Andalucista. Lo que seguramente no sabríais es que ya no milito. Y es que últimamente este partido, con el que me identificaba hasta cierto punto, me ha ido dando varios motivos para desengañarme con ellos.

Prepararon unas elecciones primarias, un hecho bastante loable y que da ejemplo de democracia. Hasta ahí, bien. Pero cuando el candidato que más aceptable me parecía -un tal Sergio Flores, de Ronda- de repente suelta en una entrevista que «hay muchos andalucistas que creemos en el federalismo, porque hay mucha gente que oye la palabra “nacionalismo” y le suena muy fuerte» (es decir, que eres federalista porque la gente tiene miedo al nacionalismo, yo a eso lo llamo cobardía u oportunismo) o que no es «ni de izquierdas ni de derechas» (qué curioso, como UPyD o la Falange), a mí me sienta como si me echaran encima una jarra de cubitos de hielo, que es peor que el agua fría porque encima los cubos te dan golpes.

Además, un par de meses antes el candidato con más posibilidades de ganar se dedica en su Twitter a ridiculizar a otras formaciones políticas, lo cual tampoco me hizo gracia. Me refiero a este tuit concreto:

Antonio Jesús Ruiz


(Enlace: https://twitter.com/PAntoniojruiz/status/366228329809977345)

Que a ver, quizá los de Izquierda Unida se equivocaran en la descripción, pero burlarse de una equivocación tan nimia es mezquino, y además en política es juego sucio; un juego sucio que yo, al menos, no voy a apoyar. Y digo que es nimia porque si me dicen que el monumento a Blas Infante es un monolito me lo creo (no conozco el vocabulario específico de monumentos) y porque SÍ está en Kansas City, por muchos matices que este señor quiera introducir.

Pero es que no queda ahí todo. Hasta cierto punto hay que soportar y entender que el PA gobierne en coalición con el PP en ciertos municipios (en mi Isla de León lo hace, y ya me toca la moral, porque José Loaíza no podría darme más asco). Lo que no puedo tolerar es que hagan cosas como la de esta noticia:


(Enlace: http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/el-ayuntamiento-de-ecija-censura-una-obra-de-teatro-donde-la-virgen-habla-como-madre-y-mujer/)

Es decir, el PA tiene la concejalía de Cultura, y censura la obra de teatro porque a un par de cofrades no les gusta. Que, por cierto, yo he ido a ver esa obra de teatro, he ido a verla con cofrades, y desde luego les encanta. Decir que la obra es irreverente o irrespetuosa es totalmente falso y eso sólo pueden decirlo o gente muy ignorante o gente que no la haya visto. Desde luego, si tan irrespetuosa fuera con las cuestiones eclesiásticas o cofrades, no habría sido repetida tantas veces en salas de Sevilla capital.

Luego rectificaron, pero a mí eso no me vale. Demostraron estrechez de miras y una ranciedad conservadora que, desde luego, yo no estoy dispuesto a apoyar. Para defender la ignorancia ya tenemos al PP.

Así que, por todo esto que he expuesto, lo siento pero no quiero quedarme esperando a ver con qué próxima vergüenza me sorprende el Partido Andalucista. Les deseo lo mejor y, si algún día se deciden a ser un partido serio, que realmente crea en el progreso de Andalucía como país moderno y desde la izquierda, podrán volver a contar conmigo. Pero ese futuro lo veo bastante lejano.