miércoles, 8 de junio de 2011

En suspenso

En fin, como ya sabréis si me conocéis, he participado activamente en la última campaña para las elecciones municipales en Alcalá de Guadaíra. Una experiencia que me ha enriquecido mucho, me ha hecho aprender bastante sobre política y sobre la ciudad en la que estoy viviendo ahora mismo.

Sin embargo, hace poco tuve la ocasión de mantener una "discusión" con alguien sobre la candidata a la que yo apoyaba, Lola Aquino. La persona con la que discutí se limitó a negar la validez política de Lola como candidata a alcaldesa porque no es de Alcalá, llegando hasta el punto de aducir que Lola no es su verdadero nombre sino su apodo andaluz y alguna que otra falsedad más.

Lo cual me ha hecho plantearme muchas cosas. Nuestra candidata lleva 25 años en Alcalá, es bastante conocida entre la gente y aun así no es de Alcalá. No es que yo pretenda hacer carrera política, pero si ella llegó de adolescente y sigue sin ser de Alcalá, ¿cómo pretendo encajar aquí yo, que llegué con 25 años ya cumplidos? ¿Voy a ser un extraño para siempre en esta ciudad? ¿Qué derechos especiales otorga el ser de aquí? Si no naces aquí, ¿no puedes aspirar a ser alcalareño?

Pues sí, si Alcalá y los alcalareños son así, creo que mis días aquí no van a ser muy numerosos. Y lo peor de todo es que, cuando uno se convierte en el eterno extranjero, ya no hay marcha atrás, lo es para siempre.