Pensaba ahora en un anuncio de El Corte Inglés sobre la vuelta al cole que echaban cuando yo era chico, que tenía una canción que decía: volver a empezar otra vez, volver a estrenar zapatos y libros...
Y entonces he pensado que qué es eso de estrenar zapatos y libros, cuando yo iba con los zapatos que ya tenía y los libros eran muy a menudo heredados de mis hermanas o de algún vecino o conocido que ya no los necesitaba.
Entonces me he puesto a pensar en la alienación que he sentido siempre hacia muchísimos anuncios de la tele por diferentes motivos.
Esta alienación tenía varios planos. En primer lugar, una alienación de clase. Los anuncios están dirigidos, lógicamente, a gente que puede pagar sus productos. En mi casa siempre hemos sido pobres. Vivíamos del salario de mi padre y éramos 7 en casa, y aunque no pasábamos necesidad, jamás tuvimos para ningún lujo. A partir de 1993 y de la separación de mis padres, vivíamos 6 de la pensión que mi padre nos pasaba (en esa época mis hermanas mayores se tuvieron que buscar algún trabajo para aportar algo más en casa). A mediados de los 90 casi todo el mundo tenía coche, pero no era nuestro caso. Ni siquiera teníamos algo tan mundano como un vídeo.
La segunda alienación era geográfica. Los anuncios se hacen desde Madrid para gente de Madrid, están rodados en Madrid, y se refieren a sitios de Madrid. La gente de los anuncios habla como en Madrid. Y lo que ya sabemos que ha pasado siempre y sigue pasando, cuando sale alguien con otro acento es para caricaturizarlo. La única gente que hablaba como yo en la televisión (en muchos casos de manera falsa) era la que se pretendía que hiciera gracia (y casi nunca la tenía).
Y la tercera vino más tarde, a partir de darme cuenta de quién era. La tercera alineación es la heteronormativa. Los anuncios (hoy en día no son todos, pero sí la mayoría) se dirigen a heterosexuales. Los anuncios más serios, a parejas heterosexuales con hijos (en mi casa ya no éramos una familia tradicional, así que tampoco nos podíamos identificar). Los anuncios más juveniles, a jóvenes heteronormativos: chicos heteros con intereses heteros, y chicas heteros con sus intereses heteros. Ningún anuncio mostraba a gente como yo.
Supongo que estos tres factores han hecho que muy pocas veces me interese algún producto por haber visto su anuncio.
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