No cabe duda de que es nuestra porque nuestros impuestos son los que la sostienen. Y se supone que es la que nos representa y nos vertebra. Todo queda muy bonito en la teo ría. La práctica... es otra historia.
Voy a dejar aparte las cuestiones polémicas sobre la temática de los programas de televisión o el peso de los diferentes territorios en sus emisiones y voy a centrarme en el modelo lingüístico que se utiliza.
Una de las mayores críticas que ha tenido siempre Canal Sur es el uso bajo tirando a nulo de la modalidad lingüística andaluza, el dialecto, el acento, o lo que quieras, no voy a entrar aquí en la denominación. Vamos, que cuando oyes a los presentadores y locutores no piensas que sean andaluces. Es algo que impacta a la gente de fuera que ve Canal Sur, y es algo que a muchos andaluces nos molesta.
Algunos asegurarán que en la tele hay que hablar bien y que hablar andaluz no es hablar bien. No voy a perder tiempo en rebatir tal ejercicio de ignorancia.
La posición oficial de Canal Sur está recogida en su libro de estilo. En éste, primero (página 31), se hace un bonito elogio del papel que el canal debe hacer en la difusión de lo que ellos llaman las hablas andaluzas (¿cuando se habla del español de la Argentina -igual de diverso que el andaluz- también lo llamarían las hablas argentinas?), pero en el resto del texto este elogio queda en papel mojado.
Vaya por delante que Canal Sur deja que cada periodista elija qué acento utiliza para comunicar. Muy respetable, hasta cierto punto. Yo me opongo frontalmente, luego explicaré por qué.
A partir de la página 219, explican que el andaluz que se utilice debe utilizar los rasgos de más alto nivel y que no se identifiquen con lo popular y coloquial. Teniendo en cuenta que la asociación se hace al revés, de modo que los rasgos andaluces ya llevan de por sí la asociación de que son populares y coloquiales, no avanzamos mucho.
Paso a analizar algunas de las pautas de este libro de estilo.
- Se acepta eliminar la -d a final de palabra (usted, realidad pronunciados usté, realidá), pero aun así, recomienda pronunciarla levemente (página 222). Es decir, recomienda una pronunciación que ningún andaluz hace. La gran mayoría, incluso cuando hablamos en registros formales, no pronunciamos esa -d. Los que lo hacen (y ahora miro a los periodistas de Canal Sur) lo hacen a la manera madrileña, es decir, pronuncian ustez, realidaz (aunque esta pronunciación está condenada en el libro de estilo). ¿Cuál es el motivo de recomendar una pronunciación que para todos es artificial?
- Recomienda evitar la pronunciación fricativa de la ch porque la considera vulgar (coshe).
- Recomienda pronunciaciones claramente artificiales en el caso de la b, es decir, condena pronunciar summarino y sutterráneo (pronunciaciones aplastantemente mayoritarias en Andalucía) e incluso llega a aconsejar supterráneo (cuando nadie pronuncia así esa palabra, al menos en Andalucía). Del mismo modo, avisa de que no desaparezca la b en palabras como abstención u obstáculo, que igualmente nadie pronuncia con b.
- Condena el ceceo, cuando es la pronunciación de más de la mitad de Andalucía, y le da la consideración de poco formal.
- Critica los dos grados de abertura vocálica propios de Andalucía Oriental. Aunque los da como correctos, después pasa a decir que no aconseja hacer una abertura vocálica muy amplia para no sonar muy locales. Es decir, ni sí ni no, sino todo lo contrario.
- Rechaza la aspiración de la t implosiva, en palabras como atlético o etcétera. Igual que en los casos anteriores de la b y la d, nadie pronuncia esa t, y pronunciarla queda artificial y muy afectado.
- Recomienda pronunciar la x como ks o gs en palabras como examen, y condena pronunciarla como una simple s (esamen). En ningún momento habla de la solución mayoritaria en Andalucía en registros formales, que es hacer una s geminada (essamen). Es decir, en este punto ignora cómo hablamos los andaluces y se limita a recomendar una pronunciación a todas luces castellana.
- En el terreno de la sintaxis, condena el uso de ustedes con el verbo en segunda persona del plural (ustedes queréis), un uso propio de Andalucía Occidental, que rechaza por coloquial. Sin embargo, acepta el leísmo de persona masculina (le saludé, le vi), que siempre ha sido ajeno al modo de hablar de los andaluces y que, en general, nos suena estridente. Es decir, crítica a un rasgo autóctono y defensa de uno ajeno.
Esto es el libro de estilo. La realidad es diferente. En el programa La hora de Andalucía (seleccionad 23 de junio), que estuve oyendo esta mañana al salir del trabajo, vemos un ejemplo (ha sido el motivo de que quisiera escribir este artículo).
La presentadora (por lo que dice la locución, Olga Moya) conduce el informativo con un acento claramente castellano imitado (está bien conseguido, pero en algunos rasgos se le nota que no es su acento nativo). En el 0:35 se le escapa un másimas (contra lo que recomienda el libro de estilo) pero, por lo demás, castellano todo. Los titulares los dan Valentín García (que me consta que no es andaluz, así que no comentaré) y Beatriz Almeda (la única que usa un acento andaluz a ratos; no aspira la j, por ejemplo, a pesar de que es la pronunciación propia de su acento y el libro de estilo lo acepta). Fidel del Campo también usa un andaluz light en el reportaje sobre el ascenso del Córdoba (y digo light porque ni siquiera la aspiración es generalizada, las s finales de grupo fónico no las aspira). El acento andaluz no vuelve a aparecer hasta el minuto 23, en la noticia sobre Isla Mágica, locutada por Beatriz Rodríguez.
¿Es esto lo propio de un medio de comunicación que, según su libro de estilo, asume la responsabilidad de fomentar y practicar un estilo de andaluz culto, correcto y formal que sea referencia de buen uso idiomático para los andaluces? Personalmente, salvo que ese estilo de andaluz culto corresponda con el uso de Castilla, no puedo estar de acuerdo.
Retomo lo que dije antes de oponerme a que cada periodista elija en qué acento comunicarse. Canal Sur debe ser una herramienta que dignifique nuestra identidad de andaluces, no que la denigre o la marginalice. Uno de los mayores rasgos de nuestra identidad es nuestra forma de hablar, nuestro acento, dialecto, habla o como prefiera llamarlo cada uno (la elección del término es más política que lingüística). ¿Qué clase de imagen se les da a los andaluces cuando ven que ni siquiera el medio de comunicación que debe vertebrar Andalucía utiliza su acento y lo cambia por uno de fuera? ¿Por qué una cadena pública autonómica da prioridad a la elección del periodista (muy respetable, por su parte) antes que al cumplimiento del artículo 10.3.4. de nuestro Estatuto de Autonomía?
Mientras tanto, el público se sigue quejando porque los informativos se dan en castellano, de Castilla, claro está. Espero que en algún momento el gobierno autonómico rectifique y tome medidas en este sentido. Aunque viendo el inmovilismo político que sufrimos, lo veo difícil.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo y encantada de leerlo tan claro y bien argumentado. Lástima que esto no llegue a ninguna parte. Yo intentaré difundirlo como pueda
È mu vergonzoso, se tendría que cambià ya, y er chì tamién.
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