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lunes, 3 de octubre de 2016

Treinta y dos

Un año más ha llegado el otoño, ha llegado octubre, y ha llegado el día 3, el día en que celebro mi cumpleaños. Una fecha como otra cualquiera, pero que por caer justo al final del verano, se junta con muchos otros cambios, comienzos y fines. De hecho, siempre he contado mis años por cursos académicos, día arriba día abajo.

Este año se cumplen treinta y dos. Tampoco es un número especial. Pero ninguno de los cumpleaños es como los anteriores. Son más años, más kilos, menos vitalidad, y más experiencia. Cada edad tiene sus ventajas y sus inconvenientes, y hay que saber aprovechar las ventajas y minimizar los inconvenientes.

Los treinta y dos me llegan en un momento de incertidumbre, en el que no sé lo que me espera, no sé lo que voy a hacer, no sé adónde voy a acabar. Si bien esto es cierto durante toda la vida, porque el futuro es desconocido, este año es más cierto porque no tengo planes a más de dos semanas vista. Muchas ideas, muchos deseos, algún que otro proyecto de futuro, mis castillos en el aire (si no no sería yo), pero nada sobre el papel.

Sin embargo, a pesar de todo esto, me pilla en un momento positivo. Quizá sea por toda la gente que he conocido durante los treinta y uno, y que espero conocer más en los treinta y dos, pero confío en que este nuevo año será globalmente enriquecedor. No sé si en lo profesional, pero desde luego, sí en lo personal.

Por todo esto, bienvenidos sean los 32 y todo lo que van a traerme.

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