De nuevo en Toulouse. He llegado hoy tras una jornada muy sobresaltada, incluyendo levantarme muy temprano, pillar un taxi que me cobró un suplemento de un modo más bien errático, un AVE puntual a Madrid, un taxi a Barajas bastante irregular, un retraso de dos horas con Easyjet, un vuelo muy desagradable (inestable y lleno de adolescentes ruidosas), dos viajes en coche sin saber bien por dónde íbamos, y una semi-jornada laboral en un trastero.
Y, por supuesto, una insistente sensación de que no debería estar aquí.
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