Una vez mi novio me regaló una rosa.
Aunque nunca fui muy de flores, fue un regalo precioso y me hizo muchísima ilusión. De hecho, me encantaba estar mirándola. Era muy bonita, me gustaba mucho.
El problema es que, de tanto mirarla, empecé a ver cómo se venía abajo.
Y yo no podía hacer nada para evitarlo.
Intenté por todos los medios que no perdiera su belleza, que se mantuviera tal y como estaba, pero todo lo que hice sólo sirvió para empeorar su situación.
Nunca llegaré a saber si hubiera sido mejor no haberle hecho absolutamente nada, haber dejado que siguiera su camino; o si realmente había alguna otra cosa que hacer. Pero me llevo el recuerdo fabuloso del día en que mi novio me regaló la rosa.
¿Os gustan las flores?
PD: Tengo que bajarme música industrial, a novelero no me gana nadie. XD
Más que las flores, me gustan los árboles :)
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