Cuando tienes algo que te amenaza de forma inminente y finalmente logras librarte de esa amenaza, las cosas se vuelven raras. No son como eran antes, porque ya no eres el que eras. Has aprendido de la experiencia y tienes que acostumbrarte a ver las cosas de otro modo.
Y esperar a que todo se calme.
Por lo pronto, me quedan dos días y medio antes de las vacaciones y ocho días para irme a Tenerife con mi niño. No veo la hora de que llegue el viernes a las 14.
Yo como lo he pasado tan mal en estos dos últimos años, he aprendido que hay que vivir el presente, mañana ya se verá.
ResponderEliminarTú a disfrutar con tu niño en vacaciones y todas las interferencias, sobran :)