Páginas

martes, 5 de mayo de 2009

¿Salada claridad?

No he dicho nada aquí, pero desde el 2 de abril soy ciudadano de la ciudad de Sevilla, soy uno más aunque no lleve aquí ni un año. Sin embargo, 22 años en la Isla (San Fernando) no se olvidan rápidamente, siempre he sido y seré cañaílla, y sé que volveré algún día, no sé cuándo.

Sin embargo, en cuanto llevas algún tiempo fuera empiezas a ver las cosas de otro modo. Vivir fuera te cambia la percepción que tenías de ciertas cosas que siempre habías visto igual y considerabas normales.

Y, sobre todo, me ha pasado con la manera de ver mi ciudad. Siempre me ha encantado mi ciudad, San Fernando, y lo sigue haciendo. Creo que es un lugar precioso y maravilloso. Pero hay cosas sencillamente cutres.

Si bien hace meses solía hacer bromas a cierta persona porque en su ciudad todos los nombres de calles, monumentos y otros entes urbanos giraban alrededor de Colón, me he dado cuenta de que mi ciudad es AÚN PEOR.

Todo en la Isla gira alrededor de un único concepto: la sal. Hace años, en los libros de geografía de los colegios del Estado, aparecía que la sal era producida mayoritariamente por dos localidades, San Fernando y Torrevieja. Y por eso desde pequeños, los cañaíllas mamamos el tema de la sal y lo llevamos muy dentro.

Tampoco es que sea muy notable en nuestras vidas, pero cuando uno se para a pensar se da cuenta de lo ridículamente monotemático que es todo en la Isla:
- Nuestra feria es la Feria del Carmen y de la Sal.
- El eslogan de la radio de la ciudad es Radio la Isla, la radio con sal.
- No sé en otros, pero en mi colegio, en la EGB, nos hicieron aprender un villancico que se llamaba Salinero.
- Por no hablar de los nombres de calles como Escopeteros Salineros.
- Aún hay lugares que se siguen denominando por el nombre de la salina que estaba en ese lugar, como la Magdalena (donde está la famosa Venta de Vargas), o la políticamente conflictiva Salina de la Leocadia.
- Hace unos años, para fomentar la recogida selectiva, el Ayuntamiento sacó una campaña con una mascota que no era más que una escoba del revés, dibujada en Paint que se llamaba Salito.
- Pero es que ahora leo en el diario que la mascota de los Juegos Iberoamericanos de 2010, que se celebran en la ciudad, es un burro vestido de salinero que se llama Salaíto.

Y todo cuando hace años que casi ninguna salina de la ciudad funciona. Paradójico todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario