El viernes no me quedé un minuto más, fui a mi casa y comí, cogí el autobús, visité la ciudad y vi a quien os decía en mi post del viernes.
Cosa que no sé si ha sido buena o mala. Porque, como ya sabéis, querer a alguien es una maravilla, salvo si está lejos, que entonces se convierte en un infierno por el que pasamos voluntariamente. La situación tiene un punto masoquista que no sé si me termina de gustar. Es algo por lo que había decidido hace cinco años y medio que no volvería a pasar, pero aquí me veis.
Es un post lleno de rabia, de rabia contenida por no poder estar con quien me apetece, pero supongo que es cuestión de acostumbrarme y saber sobrellevarlo. Ahora me coge de nuevas, además porque está el tema de la novedad, espero que en un par de semanas lo lleve mejor. Ahora mismo no puedo, estoy que me subo por las paredes.
Lo de la distancia es horrible, y se pasa muy mal, pero supongo que vale la pena en ciertas ocasiones :D Un abrazo, TQ!
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