Esta tarde, mientras volvía del trabajo, venía oyendo a Shakira en uno de mis CDs en el coche. En el mismo CD, justo al terminar Shakira, empezó a sonar el primer disco de Britney Spears.
Y al ponerlo, sentí que no tenía ganas de oírlo y que necesitaba pasar a otro disco o a otro artista. Yo, que siempre he sido fan de Britney (al menos en sus inicios), que forré mi carpeta del instituto con fotos de Britney y tengo incluso algún que otro extraño VHS de merchandising.
El caso es que no me apetecía. No es sólo que me sonara antiguo, sino "inadecuado". Y no sé si es que con los años me ha dejado de gustar, o es que simplemente estoy en una etapa poco Brit.
Todo esto tras un fin de semana en el que he comido demasiado, hablado demasiado y arriesgado demasiado. Pero tanto peligro me ha enseñado, una vez más, que no hay que bajar la guardia.