lunes, 19 de enero de 2009

Inmovilismos

¿Cuántas veces no has hecho algo por temor a lo que dirán, o simplemente no temor, sino por pereza, porque no te apetece oír ciertos comentarios o críticas?

Parece que todos tenemos que seguir el camino y hacer lo que se espera de nosotros. Y este camino normalmente es marcado en parte por nosotros y en parte por los demás.

En cuanto te sales un poco, siempre va a haber gente que va a empezar a cuestionar, criticar o mirar mal lo que haces. Aunque no esté mal, pero simplemente lo hacen porque no te pega hacerlo o porque no se espera de ti.

Un grupo importante que hace esto a menudo es la familia. Cuidado, que no se malinterprete mi comentario, no soy ningún despegado y valoro a mi familia (la cercana, claro), pero también por la cercanía y el contacto que tienen contigo, también son los primeros en juzgar todo lo que haces que no se ajusta a lo esperado.

Yo desde hace unos años me propuse pasar de lo que se dijera, de las críticas gratuitas que pudieran hacerse, y considerar primero mi propio juicio sobre mis actos. Claro que no siempre lo consigo y que para algunas cosas la opinión de los demás sigue importando mucho, pero es importante relativizar y discernir en qué aspectos debe serlo y en cuáles no.

Y sin embargo, sigue molestándome oír de mi madre un "pues qué feo está eso" o un "hay que ver lo X que te has vuelto desde que Y". Pero es algo con lo que hay que vivir.

Por mi parte, os animo a todos a que seáis como queráis ser y hagáis lo que queráis hacer si no hace daño a nadie.

PD: Por supuesto, este post viene motivado por acontecimientos recientes xDD

2 comentarios:

Mari Carmen Bellido dijo...

Me siento muy identificada con esta entrada, a mi la verdad que me cuesta bastante despegarme de todo eso... peero.. ahí estamos xD

Rober dijo...

¿No son todas las madres así? Hay que ver qué facilidad tienen para ser pasivo-agresivas.